• Dominga tiene un área de influencia directa total en tierra de 11.155 hectáreas, que corresponde a un área superior a la suma de las superficies de las comunas de Santiago, Providencia, Ñuñoa, Quinta Normal, Estación Central y Recoleta en la región Metropolitana, equivalentes a 15.177 canchas de fútbol. La instalación de faenas y la explotación del yacimiento alteran de manera directa el hábitat de numerosas especies nativas. Si este sector es intervenido, es muy probable que este ecosistema único desaparezca para siempre incluyendo las especies endémicas.
  • Para el funcionamiento del proyecto, se necesitará de una planta de desalinización que puede alterar las características del entorno marino a consecuencia de la descarga de la salmuera al mar además de succionar fitoplancton y zooplancton. Existe evidencia también que las plantas desalinizadoras pueden succionar otras especies marinas.
  • El tráfico de embarcaciones puede generar impactos irreparables en los mamíferos marinos de la zona. En el pasado ya se han encontrado especies con heridas ocasionadas por las hélices de embarcaciones. Se ha registrado también que en zonas con intenso tráfico de embarcaciones existe una alta mortalidad de especies marinas. por lo que la instalación de un mega puerto generará un potencial peligro. El tráfico terrestre también representa un problema. Es común encontrar especies atropelladas de zorros, iguanas, culebras y guanacos situación que puede aumentar por el tráfico vehicular ocasionado por el proyecto minero.
  • La presencia de la minera y del puerto generará también contaminación lumínica. Esta afecta principalmente a las aves que sufren de caídas al ser atraídas por la luz además de ser desviadas en sus rutas. Al mismo tiempo, el ruido de las naves y la operación del puerto afecta la comunicación y orientación de los cetáceos que se mueven en la zona.
  • Algunos animales como el puma y el gato colo-colo son muy sensibles a la presencia humana y han sido desplazados con la llegada de más personas a la región. Algunas otras especies más pequeñas como los roedores cururos, han tenido que desplazar sus madrigueras con la expansión del pueblo y la llegada de más turistas teniendo que abandonar la zona situación que se puede exacerbar con la actividad humana del proyecto.
  • La actividad minera genera metales pesados altamente tóxicos como el mercurio, arsénico, plomo y cadmio. Estos ingresan a la cadena alimenticia a través de la contaminación de acuíferos, suelo y aire que posteriormente son consumidos por otros seres vivos. Así mismo, uno de los mayores riesgos es la posibilidad de un derrame que afectaría inmediatamente las áreas protegidas en la zona.